Lidia Muñoz es una exiliada argentina, jubilada, que vive en Barcelona desde 1978, después de que la dictadura militar intentara secuestrarla y hacerla desaparecer. Embarazada de su única hija, Valeria, logró huir con destino a España. Cuarenta años después, recibe una citación para declarar en el juicio por el secuestro y posterior desaparición de Oscar Medina, su novio y compañero de entonces, padre de Valeria. Valeria no entiende que su madre se resista a viajar a Argentina. Es el momento de reivindicar a la figura de su padre desaparecido. Durante la declaración en el juicio, Lidia descubrirá que Oscar y ella fueron entregados por uno de sus mejores amigos, Jorge Ramos, quien colaboraba con los represores denunciando o señalando gente en la calle.